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C.G. Iglesia de Dios A.R.
san luís río colorado, sonora
Ensálzate sobre los cielos, oh Dios;
Sobre toda la tierra tu gloria.

Estudios bíblicos

El plan divino de salvación

Alguna vez se ha preguntado:

  • ¿Por qué hay tanta maldad en el mundo?
  • ¿Podrá algún día haber justicia?
  • Si Dios existe, ¿Por qué permite que la maldad crezca de una manera exponencial?

Todas estas interrogantes y muchas otras tienen contestación, y a la luz de las Sagradas Escrituras encontraremos su respuesta.

Primeramente recordemos cómo entró el pecado al mundo:
Cuando Dios crió al hombre, lo hizo perfecto, sin mancha; le dio principios y leyes para ordenar su existencia en esta tierra que el Señor Dios había formado y hecho. El hombre era la cumbre de la reciente creación del Eterno, pues a ningún otro ser le dio tal dicha de ser hecho a su imagen y semejanza, colocándolo como amo y juez sobre toda cosa creada.

“Y dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces de la mar, y en las aves de los cielos, y en las bestias, y en toda la tierra, y en todo animal que anda arrastrando sobre la tierra. Y crió Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios los crió; varón y hembra los crió. Y los bendijo Dios; y díjoles Dios: Fructificad y multiplicad, y henchid la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces de la mar, y en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra.” Génesis 1:26-28

 

Sin embargo esta condición de perfección y rectitud duró muy poco, ya que una de las principales recomendaciones que Dios había dado al ser humano era de no comer del fruto del árbol de la ciencia del bien y del mal; recomendación que no fue acatada al ser presos de la codicia alentada por la serpiente, quien engañosamente afirmó que el comer de aquél fruto despertaría en ellos la capacidad de saber la diferencia entre el bien y el mal, y además ser como dioses (cosas muy apetecibles para perderse de ellas).

“EMPERO la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho; la cual dijo á la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto? Y la mujer respondió á la serpiente: Del fruto de los árboles del huerto comemos; Más del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, porque no muráis. Entonces la serpiente dijo á la mujer: No moriréis; Mas sabe Dios que el día que comiereis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como dioses sabiendo el bien y el mal. Y vió la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable á los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dió también á su marido, el cual comió así como ella. Y fueron abiertos los ojos de entrambos, y conocieron que estaban desnudos: entonces cosieron hojas de higuera, y se hicieron delantales.” Génesis 3:1-7

 

¡Aquello fue un estremecimiento tan grande!, ¡La obra perfecta de Dios había menospreciado la ordenanza divina por obedecer a la voz del maligno!; Toda la gloria con que había Dios coronado al hombre había terminado; a partir de aquel momento se cumplía la sentencia de Dios al afirmar que el comer de aquel fruto prohibido traería como consecuencia la muerte (tanto la física como la espiritual). Ahora el hombre era echado de aquel huerto para que no alargase su mano y comiera del fruto de un segundo árbol que había en el huerto, llamado El árbol de la Vida, pues consecuentemente al comer de aquel fruto el hombre recuperaría su condición original.

“Y dijo Jehová Dios: He aquí el hombre es como uno de Nos sabiendo el bien y el mal: ahora, pues, porque no alargue su mano, y tome también del árbol de la vida, y coma, y viva para siempre: Y sacólo Jehová del huerto de Edén, para que labrase la tierra de que fué tomado. Echó, pues, fuera al hombre, y puso al oriente del huerto de Edén querubines, y una espada encendida que se revolvía á todos lados, para guardar el camino del árbol de la vida.” Génesis 3:22-24

 

A partir de ese momento toda la humanidad recibe aquel legado de muerte y condición de pecado, destituidos de la gloria de Dios.

“Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios” Romanos 3:23
“Así que, de la manera que por un delito vino la culpa á todos los hombres para condenación […] como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores […]” Romanos 5:18,19

 

 

Regresando a las interrogantes que habíamos planteado en un principio:


¿Por qué hay tanta maldad en la tierra?
Por la condición pecaminosa en la que la humanidad está sumergida. Dios hizo todo perfecto, más el ser humano va por la vida siguiendo sus propios razonamientos, sin importarle en lo más mínimo guiar sus pasos bajo la voluntad divina, no tiene temor de Dios, no le busca, no le sirve, no le obedece.

“He aquí, solamente he hallado esto: que Dios hizo al hombre recto, mas ellos buscaron muchas cuentas” Eclesiastés 7:29
“Como está escrito: No hay justo, ni aun uno; No hay quien entienda, No hay quien busque á Dios; Todos se apartaron, á una fueron hechos inútiles; No hay quien haga lo bueno, no hay ni aun uno: Sepulcro abierto es su garganta; Con sus lenguas tratan engañosamente; Veneno de áspides está debajo de sus labios; Cuya boca está llena de maledicencia y de amargura; Sus pies son ligeros á derramar sangre; Quebrantamiento y desventura hay en sus caminos; Y camino de paz no conocieron: No hay temor de Dios delante de sus ojos.” Romanos 3:10-18

 

¿Podrá algún día haber justicia?
Definitivamente sí, y  de ello es de lo que trata este estudio. Recordemos que el hombre fue expulsado del huerto del Edén para no alargar su mano y tomar del árbol de la vida y vivir para siempre.

¡Aquél árbol es figura de lo que maravillosamente nuestro Dios preparó para la raza humana!, ¡Así es!, Leyó usted bien: nuestro Dios ha dado al ser humano la oportunidad de alcanzar nuevamente esa condición perfecta con la que fuimos creados, y la clave está en su Hijo, nuestro Señor Jesucristo, quien fue apartado desde el principio para destruir con poder y gloria esa condición maligna en la cual fuimos sumergidos.

“Sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación: Ya ordenado de antes de la fundación del mundo, pero manifestado en los postrimeros tiempos por amor de vosotros” 1 Pedro 1:19-20
“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo Unigénito, para que todo aquél que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” Juan 3:16

 

¿En qué consiste el Plan divino de Salvación?
Nuestro Dios al ser un Padre amoroso, entregó a su Hijo para que mediante su sangre redimiera a la humanidad. Veámoslo de la siguiente manera:

  1. Cuando el hombre pecó fue expulsado del huerto para que no alargase su mano y comiera del árbol de la vida y viviera para siempre. Pero el árbol sigue allí.
  2. Ese árbol es nuestro Señor Jesucristo, mediante Él podemos recuperar esa condición perfecta a imagen y semejanza de Dios.
  3. Para acercarnos a ese árbol no basta solo alargar la mano y comer de él, porque hay querubines que fueron puestos para guardar el camino hacia el árbol.
  4. Dios abre un medio para acercarnos al autor de la vida: La obediencia a sus preceptos, los cuales son justos.
  5. Se debe, mediante un acto simbólico confirmar esa sujeción a Dios y el recibimiento de su Amado Hijo en nuestra vida, dicho acto es el bautismo.

En este momento nuestro Dios hace llegar a usted este mensaje, ese es el primer acercamiento para que alcance esa oportunidad. En la palabra de  Dios nos declara lo siguiente:

“Más á todos los que le recibieron, dióles potestad de ser hechos hijos de Dios, á los que creen en su nombre: Los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, más de Dios.” Juan 1:12,13

 

Analizando este texto encontramos lo siguiente:

  1. “A todos los que le recibieron…” No basta decir “creo”, la misma palabra de  Dios declara que también los demonios creen y tiemblan; sino que se debe recibir al Hijo de Dios en nuestra vida, actuar de manera que podamos decir que Él vive en nosotros. “Tú crees que Dios es uno; bien haces: también los demonios creen, y tiemblan” Santiago 2:19; “El que dice que está en Él, debe andar como Él anduvo” 1 Juan 2:6; “Si me amáis, guardad mis mandamientos” Juan 14:15
  2. “Dióles potestad de ser hechos hijos de Dios…” solo a través de nuestro Señor Jesucristo podemos acercarnos al Padre para ser llamados sus hijos, pues solo existe un mediador entre Dios y los hombres: Jesucristo. “Y en ningún otro hay salud; porque no hay otro nombre debajo del cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos” Hechos 4:12; “Jesús le dice: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida: nadie viene al Padre, sino por mi” Juan 14:6; “Porque hay un Dios, asimismo un mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre” 1 Timoteo 2:5
  3. “A los que creen en su nombre…” saber que Él vino a enseñarnos las cosas que el Padre quiere que hagamos, que aprendamos a guiarnos por medio de su palabra. “Más Jesús clamó y dijo: El que cree en mí, no cree en mí, sino en el que me envió; Y el que me ve, ve al que me envió. Yo la luz he venido al mundo, para que todo aquel que cree en mí no permanezca en tinieblas. Y el que oyere mis palabras, y no las creyere, yo no le juzgo; porque no he venido á juzgar al mundo, sino á salvar al mundo. El que me desecha, y no recibe mis palabras, tiene quien le juzgue: la palabra que he hablado, ella le juzgará en el día postrero. Porque yo no he hablado de mí mismo; mas el Padre que me envió, él me dió mandamiento de lo que he de decir, y de lo que he de hablar. Y sé que su mandamiento es vida eterna: así que, lo que yo hablo, como el Padre me lo ha dicho, así hablo.” Juan 12:44-50
  4. “Los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón” con esto entendemos que el ser hijos de Dios no es a través de la voluntad humana, ni somos engendrados de forma terrena (en el sentido espiritual). Otra vertiente que podemos analizar aquí, es que a diferencia de los tiempos levíticos se requería precisamente el tener sangre israelita para formar parte de las promesas de Dios, y hoy es solo mediante la obediencia a sus mandamientos que podemos acercarnos a Él.
  5. “… más de Dios” es de gran importancia señalar en esta parte, que en nosotros está el querer, más de Dios la misericordia para darnos los medios y poder acercarnos a Él. “No me elegisteis vosotros á mí, mas yo os elegí á vosotros […]” Juan 15:16; “Y á los que predestinó, á éstos también llamó; y á los que llamó, á éstos también justificó; y á los que justificó, á éstos también glorificó” Romanos 8:30; “De manera que del que quiere tiene misericordia; y al que quiere, endurece.” Romanos 9:18; “¿Pues qué diremos? ¿Que hay injusticia en Dios? En ninguna manera. Mas á Moisés dice: Tendré misericordia del que tendré misericordia, y me compadeceré del que me compadeceré. Así que no es del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia.” Romanos 9:16

Sin duda, no es casualidad que este mensaje haya llegado a usted; el Padre Celestial nos habla de diversas maneras a fin de rescatarnos y darnos vida en su Hijo Jesús; Él es un Padre amoroso que busca otorgarnos esa dicha de recibir las promesas que muchos han deseado recibir, mas no han hallado gracia delante de Dios.

Después de conocer que a través de su Hijo es como podemos llegar a Él, debemos analizar que como en aquél tiempo el camino al árbol de la vida fue fuertemente resguardado; la condición de hoy es semejante: no es cosa fácil, pues nuestra condición humana siempre nos querrá arrastrar hacia el mal, obrará en nosotros para que sigamos siendo desobedientes a Dios, no haciendo su voluntad. El mismo Señor Jesús declaraba que el reino de los cielos es para los valientes, aquellos que estemos dispuestos a vencer esta condición pecaminosa, y servir con nuestros cuerpos a Dios.

“Y si el justo con dificultad se salva; ¿á dónde aparecerá el infiel y el pecador?” 1 Pedro 4:19
“Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, al reino de los cielos se hace fuerza, y los valientes lo arrebatan.” Mateo 11:12
“Entrad por la puerta estrecha: porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva á perdición, y muchos son los que entran por ella. Porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva á la vida, y pocos son los que la hallan.” Mateo 7:13,14
“ASI que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable á Dios, que es vuestro racional culto. Y no os conforméis á este siglo; mas reformaos por la renovación de vuestro entendimiento, para que experimentéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.” Romanos 12:1,2

 

Después de reconocer la voluntad de Dios se ha de confirmar mediante el bautismo que estamos dispuestos a servirle. Este acto simbólico representa que hemos muerto a nuestra vieja vida de pecado, todos nuestros actos quedan sepultados en lo profundo de la mar, nuestros deseos vanos son puestos en olvido; al renacer como una nueva criatura recobramos ese estado puro y limpio, digno de un hijo de Dios, una nueva conciencia, una nueva vida para ser puesta al servicio del Padre Celestial.

“Y Pedro les dice: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados, y recibiréis el don del espíritu santo” Hechos 2:38
“Siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios, que vive y permanece para siempre” 1 Pedro 1:23
“¿Pues qué diremos? ¿Perseveraremos en pecado para que la gracia crezca? En ninguna manera. Porque los que somos muertos al pecado, ¿Cómo viviremos aun en él? ¿O no sabéis que todos los que somos bautizados en Cristo Jesús, somos bautizados en su muerte? Porque somos sepultados juntamente con Él a muerte por el bautismo; para que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en novedad de vida” Romanos 6:1-4
“Y les dijo: Id por todo el mundo; predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado” Marcos 16:15,16
“Sepultados juntamente con Él en el bautismo, en el cual también resucitasteis con Él, por la fe de la operación de Dios que le levantó de los muertos. Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os verificó juntamente con Él, perdonándoos todos los pecados.” Colosenses 2:12,13
“Él tornará, Él tendrá misericordia de nosotros; Él sujetará nuestras iniquidades, y echará en los profundos de la mar todos nuestros pecados” Miqueas 7:19

 

Posterior al bautismo se ha de vivir en santidad, siguiendo el ejemplo legado por nuestro amado Maestro, quién según nos enseña la escritura, nunca tuvo pecado ni fue hallado engaño en su boca. Asimismo escudriñar su palabra para mejorar cada día, haciendo la voluntad divina.

“Hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la edad de la plenitud de Cristo” Efesios 4:13

 

En la actualidad, todo aquel que profesa seguir a Dios lo hace siguiendo una religión light sin restricciones, sin reglas, sin obligaciones, más a la luz de la palabra divina podemos darnos cuenta que no es así. En aquel día muchos dirán “Señor, Señor”, más la respuesta será “Nunca os conocí”.

“Así que, por sus frutos los conoceréis. No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos: más el que hiciere la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre lanzamos demonios, y en tu nombre hicimos mucho milagros? Y entonces les protestaré: Nunca os conocí; apartaos de mí, obradores de maldad.” Mateo 7:20-23

 

Y con esto último procederemos a responder la tercera pregunta:


Si Dios existe, ¿Por qué permite que la maldad crezca de una manera exponencial?
La respuesta es obvia, y quizá después de lo que hemos estudiado ya la esté pensando. El hombre al ser formado, fue dotado de un elemento que solo él recibió: la capacidad de elegir, sin embargo, este maravilloso regalo siempre ha sido mal empleado, ya podemos verlo en aquella primera pareja que fue creada, teniendo dos posibilidades, eligió la menos recomendable: Obedecer a la voz de la serpiente (que representa al engañador de las almas, satanás).

Hoy, podríamos atrevidamente decir que, Adán y Eva fueron los culpables de lo  que ahora vivimos; sin embargo, esto no es así, pues cada uno de nosotros, tiene nuevamente la posibilidad de elegir a quien quiere servir: si a Dios, haciendo su voluntad, guardando sus mandamientos, sirviéndole, sujetándose a Él, acudiendo a su santuario, alabándole a través de acciones y confesando su nombre; o bien: servir al maligno haciendo la propia voluntad, viviendo desordenada y desenfrenadamente, dando rienda suelta a los placeres de este mundo; o siguiendo falsas enseñanzas que nos prometen cosas que Dios no ha prometido y con la única condición de decir que se cree en Jesús (lo cual, como hemos estudiado no es así según la santa escritura), sin hacer un cambio en la manera de vivir.

“A los cielos y la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición: escoge pues la vida, porque vivas tú y tu simiente” Deuteronomio 30:19

 

En resumen

  1. Dios nos alcanza con su misericordia y nos envía su palabra para conocerle.
  2. Decidimos aceptarle y empezamos a escudriñar las Sagradas Escrituras.
  3. Recibimos a nuestro Señor Jesucristo, obedeciendo los mandamientos de Dios y sujetándonos a la voluntad divina.
  4. Nos arrepentimos de todo corazón de todo mal que hayamos hecho, para ser una criatura nueva, que viva y piense como un ser completamente nuevo.
  5. Confirmamos esa fe y obediencia a Dios mediante el acto de bautismo.
  6. Entregamos nuestra vida para servirle.
  7. Compartimos su palabra con todo aquel que no conoce a Dios.

 

Tenemos en nuestras manos la posibilidad de elegir correctamente, seamos sabios, y tomemos el camino correcto.

Que el Eterno Dios le dé entendimiento para comprender la voluntad divina.

La paz de Dios, su amor, y misericordia sean con usted.


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Nota: Los textos empleados en este estudio han sido tomados de la versión Reina Valera, Revisión 1602, 1909
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